Querido diario,
Hoy, mientras me sentaba en la terraza de una pequeña cabaña en la costa de Chile, el viento soplaba con una fuerza que parecía contar historias de tiempos pasados. Las olas rompían suavemente contra las rocas, y cada sonido me recordaba que la naturaleza tiene su propia forma de comunicarse. Así comenzó mi viaje hacia la comprensión de las huellas que el viento deja en nuestras vidas.
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