Recuerdo aquel día como si fuera ayer. Era un día nublado, el cielo estaba cubierto de nubes grises que parecían reflejar mi estado de ánimo. Había perdido a mi madre un par de meses atrás, y el vacío que dejó en mi vida era abrumador. La tristeza se había convertido en mi compañera constante, y cada día se sentía como una lucha interminable.