He tenido cerca esta terrible enfermedad, muy cerca, demasiado y por eso puedo asegurar que es doloroso ver cómo esa persona a la que quieres y te ha querido (y lo digo en pasado) porque ellos no saben ya quienes somos, se han olvidado de querernos y de que los queremos.
Yo siempre he dicho que ya la había perdido, seguía en este mundo pero solo su cuerpo. No me conocía, no sabía quién era yo, me sonreía cuando me veía pero solo era porque mi cara le sonaba, nada más. Le decía, soy tu hija y ella me miraba con aquellos ojos azules como el cielo sin entenderme, sus recuerdos estaban borrados, su vida pasada estaba lejos pero sorprendentemente algunas veces nombraba a su madre, la llamaba.
Cantaba conmigo alguna canción que recordaba (extraño pero era así) sobre todo una que ella había escrito la letra, pero eso era todo.
La enfermedad empezó tarde, quiero decir que tenía ya bastantes años pero fue rápido su deterioro. Me recomendaron que cuando se olvidara de algo y ella se diese cuenta (eso al principio de la enfermedad claro) tenía que disimular y quitarle importancia. Comprobaba que era duro para ella ver que estaba perdiendo la memoria por eso era mejor hacerlo así.
Lo único que le pido a Dios es que ellos no se den cuenta de nada cuando la enfermedad esté ya patente y hayan llegado a un deterioro total de su memoria, lo que suframos nosotros no importa, son ellos los que sufren esta maldita enfermedad, los demás solo la vemos aunque también lo pasemos mal. - Ana D.
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