Dejar huellas bonitas no exige grandes gestos ni perfección: pide coherencia, atención y generosidad. Escuchar sin interrumpir, ofrecer tiempo, recoger lo que dejamos tirado, enseñar sin presumir, pedir perdón cuando toca. Es cultivar un rastro que da fruto en actitudes replicables: otros ven, aprenden y siguen.
Pequeñas acciones prácticas:
-
Sonríe y mira a las personas a los ojos cuando hablas con ellas.
-
Haz una buena acción diaria, por mínima que sea (sostener una puerta, ayudar a cargar, recoger basura).
-
Comparte conocimiento y tiempo: enseña algo que sabes o acompaña a quien lo necesita.
-
Respeta el lugar: cuida el entorno —espacios comunes, naturaleza— como si fuera prestado.
-
Sé honesto y cumple tus promesas, aunque sean pequeñas.
Si todos dejáramos aunque sea una huella bonita cada día, el camino sería otro. Empecemos ahora: tu próxima huella puede ser la que más importe para alguien. 🌱✨
.png)
No hay comentarios:
Publicar un comentario