En el susurro del alba, me despierto,
un nuevo día, un lienzo en blanco,
las sombras del ayer se desvanecen,
y en mi pecho, una llama se levanta.
Hoy, decido ser la arquitecta de mi destino,
cada instante, un ladrillo en mi camino,
las risas y lágrimas, mis compañeras,
en este viaje, donde el alma se aferra.
Miro al espejo, y veo mi reflejo,
una mujer fuerte, con sueños en juego,
las dudas se disipan, como niebla al sol,
hoy me abrazo, me siento en control.
Las pequeñas cosas, un café en la mañana,
el canto de un pájaro, la luz que me engalana,
cada paso que doy, es un acto de amor,
a mí misma, a la vida, a todo su esplendor.
Las horas se deslizan, como ríos en calma,
en cada latido, encuentro mi alma,
las risas compartidas, los abrazos sinceros,
en este momento, soy libre, soy yo, sin peros.
Y si la tormenta llega, no me detendré,
con cada gota, más fuerte seré,
porque vivir es un arte, una danza sin fin,
y en cada caída, siempre me vuelvo a levantar, así es mi destino.
Así que hoy, elijo vivir,
con cada suspiro, con cada latir,
en este viaje, no hay un final,
solo un presente, un amor sin igual.
Intenta vivir cada día de tu vida,
con pasión y coraje, con el alma encendida,
porque en el ahora, todo es posible,
y cada día vivido, es un regalo increíble.

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